15/11/15

Asco de humanidad...

No puedo decirlo de otra forma; no me salen las palabras. Se me atragantan, junto con la bilis, el desprecio y la rabia. La frustración ante tanta hipocresía hace que -como suele decirse- se me lleven los demonios; así que este es será un post políticamente incorrecto para mucha gente. Si no lo entiendes ahora cuando lo leas, te recomendaría que lo dejaras pasar y lo leyeras dentro de unos meses; en frío. Si aún así no lo entiendes, elimíname de tu vida: ni te necesito ni te quiero en ella aunque sea de modo virtual. Si te quedas corres el riesgo de plantearte cosas e incluso de pensar... OJO! no de pensar como yo, pero al menos de pensar.

Va dedicado a toda la población civil. No me siento capaz, ni capacitado para hablar de la población militar: es otro debate, tan lleno de matices como de conceptos que me son totalmente ajenos. No cuestiono el derecho a la vida de nadie ¡faltaría más! Pero creo que hay conceptos con respecto a las fuerzas militares, su organización, su compromiso, y mil cosas más que se me escapan. Este es el motivo de que hable únicamente de población civil en esta publicación.

Hablo en general, de desconocidos. Y de las reacciones ante lo que ocurre a otros desconocidos. Quedan excluidos familiares, amigos y gente cercana de un modo u otro a las víctimas.

Ahora sí...

A tí, que lees esto hoy; y que "eres parís". A tí que hoy eres parís y que tal vez dudaste hace unos meses porque no sabías si "Eras Charlie" o no... porque el respeto a los amigos imaginarios es más importante -o no- que la vida de la gente ... y dudaste si ser o no ser Charlie. A tí, que lloras en este día aciago unos muertos lejanos que dices sentir como tuyos cuando vuestro único punto en común es una -dudosa- misma moneda.

A tí que opinas que es necesario cerrar fronteras e intensificar vigilancia ante "indivíduos que podrían resultar sospechosos" -o lo que es lo mismo, a los que tengan... no! a los que tenemos cara de moros.

A tí, que desde tu cómoda posición de liderazgo de opinión en tu selecto grupo de amistades con las que compartes ideología desde un pedestal auto asignado de superioridad moral.

A ti que consideras la vida animal tan valiosa como para modificar tu estilo de vida y tratar de imponer a otros tu bien hallado criterio pero que no te planteas dónde compras tu ropa ni quienes la fabrican.

A tí, que seleccionas las víctimas. Que estuviste con parís y que no sabes si con o contra Charlie. A tí, que lloraste en el 11 S, pero no por las víctimas de Irak. Que temiste por el 11 M, pero no fuiste Siria. Que no fuiste Afganistán. Que no eres Palestina. Que no fuiste kurdo. Ni kosovar. A tí que no querías refugiados. A tí, que te escudaste en que otros que consideras -desde tu ignorancia- más afines en cultura debieron haber hecho más y que por tanto te consideras libre de responsabilidad.

A tí, que hablas en nombre de otra de las grandes religiones -genocidas- monoteístas que velan por la paz y el amor en el mundo, pero te preocupas de unos muertos y no de otros.

A tí, que describes lo ocurrido como catástrofe porque ocurre a sólo escasos miles de kilómetros de tu confort, pero que consideras daños colaterales tragedias mayores a mil millas de tu casa.

Tú, que lees esto y te sientes identificado con lo que describo, eres un mierda. Vales tanto o menos como quienes perpetran estos actos.

Sí, has leído bien. No, no eres una buena persona. No, no eres solidario. No debes valorar la vida de la gente según la distancia. Una vida, de un civil, desconocido, no debe ser NUNCA un daño colateral.

Entiendo toda reacción de familiares y amigos de las víctimas. De todas las víctimas. Puedo estar de acuerdo o no, pero lo entiendo.

Tú que desde tu silla rebuznas consignas prefabricadas por estos muertos que -seamos sinceros- en el fondo te importan una mierda; cuando hace unos meses te parecía aceptable que hubiera víctimas -también desconocidas, también civiles- en concepto de daños colaterales... Tú eres gran parte del puto problema de este mundo.

Si hay víctimas de primera y de segunda categoría. Si hay "atentados" y "daños colaterales" y te parece aceptable, eres en gran medida una de las cosas que van mal en este mundo. Bien podrías ocupar el lugar de cualquiera de ambas categorías "víctima" o "daño colateral" sin suponer una gran pérdida.

Mereces todo mi desprecio. Y lo tienes, aunque no nos conozcamos.

No existen víctimas de primera y de segunda. Si esto te horroriza, y tienes un mínimo de coherencia, hay muchas otras cosas que también deberías ser capaz de percibir como horribles, y no como "consecuencias inevitables".

Si el verdadero problema es que temes por tu vida; eso está bien -en serio, no es malo tener miedo. Es legítimo temer por su propia vida y por la de sus seres queridos. Pero no te refugies en las víctimas. Aunque sea por simple respeto, no disfraces tu miedo de una solidaridad o de una "humanidad" que depende exclusivamente de que tan apretada sientas la soga alrededor de tu propio cuello.

No luzcas hoy un lazo por unas víctimas que te importan una mierda, sólo para darte importancia, reconfortar tu conciencia y sentirte arropado en tu miedo.

No llores hoy por 140 desconocidos, si no lloras por las desconocidas muertas en la intimidad de una sociedad que no hace nada por evitar sus muertes.

No llores hoy por 140 desconocidos, si los cadáveres en las orillas del mediterráneo no son para tí más que un problema de imagen.

He visto en apenas unas horas, llorar a gente que hace unos meses banalizaban las mismas desgracias ocurridas hoy - sólo porque las de hace unos meses ocurrían lejos.

Espero al menos no ser el único que se plantea cómo reaccionamos ante estas situaciones.

Espero no ser el único que mire con ojo crítico esta maldita costumbre de medir las cosas con doble rasero.

Espero -sin esperanzas- que se entienda el mensaje. Que sepas que me parece bien que se demuestre solidaridad; que desgraciadamente, es necesaria. Que lo que me revuelve las tripas es que esta, sea selectiva.

Espero muchas cosas, tal vez demasiadas...


Pero hoy, noo puedo más. Hoy, la humanidad me da asco.


4/3/15

Pute un Jour... Pute toujours!

Al fin he vuelto...

Como un despertar lleno de energía, después de una larga noche. Como ese instante en el que la luz acaricia tu cara y dejas atrás una noche de inquietudes y malos sueños. Vuelvo a ser lo que soy: puta y a mucha honra.


.- ¿Qué es lo que te ha decidido a volver a empezar?

.- He vuelto al negocio, no tanto por el negocio -que también- sino por todo lo que me rodea en el negocio: me fascina. Siempre me ha fascinado. Y formar parte de ello había sido siempre un anhelo frustrado por mis inseguridades: sobre mi cuerpo, sobre mi atractivo, sobre mi capacidad de conectar con una persona perfectamente desconocida, sobre mi sexualidad... inseguridades que chapa a chapa* se fueron atenuando, casi disipando. Pero no, la palabra no es esa: no es como si se hubiesen esfumado sin más. Se fueron superando.

.- Dicho así, parece que ha sido algo positivo para ti...

.- Echando la vista atrás, haciendo balance, puedo decir que la prostitución ha sido una de las actividades que, a lo largo de mi vida, más me ha aportado.


Como decía hace unas semanas en las redes sociales,



Aparte de lo obvio -€€€-, hay quien para gestionar su estrés se mete a Tai Chi. Yo me metí a puta.

.- el sexo -sobre todo bueno- reduce el estrés.
.- el cliente promedio se preocupa más por tu placer que la marica promedio que encuentras por ahí (grindr, bender, etc...) 
.-el dinero extra, sobre todo cuando no lo esperas o cuando te caen facturas que estas sí que no te las esperas, reduce el estrés. 
.- descubres que lo que te gusta en la cama no se puede deducir por lo que haces o lo que te gusta en la vida... sino por ese comentario ácido, ese cruce de miradas en un momento dado, esa media sonrisa que indica que habéis pillado el 4º sentido de un chiste... En esas cosas son en las que deduces que quien tienes en frente es tal o cual (usar adjetivos soeces al gusto de cada quien) en la cama. 
.- El número de hipócritas que te rodean desciende drásticamente: los que van de liberales-pero-no-demasiado-que-no-vea-fulano-como-se-pasa te dejan de hablar. Los que te quieren follar así, por presumir de pieza de caza, te dejan de hablar en cuanto les tratas como a otro (cliente). Los que resulta que no valen la pena, también te dejan de hablar. Yo no es que sufra discriminación por ser puta, yo es que tengo un círculo social selecto. Y cuando digo selecto es que hay menos gilipollas revoloteando a mi alrededor. 
.- Terminas conociendo gente con la que seguramente no habrías cruzado palabra en la vida. De repente descubres que tenéis ciertas afinidades. Y según el momento, cierto poder de influencia. 
.- Si haces las cosas mal ( o bien, según el punto de vista), con cierta regularidad uno u otro cliente se te declara y te pedirá en matrimonio. Una autentica putada (ja ja ... chiste fácil, lo sé) gestionar la situación, pero no veas lo bien que viene para el ánimo. Sobre todo si la situación emocional es delicada - por no decir que te acabas de llevar un palo de cojones y... bueno, siempre gusta que alguien se te declare!



.- Vaya! Pero ¿por qué te has referido a ello como "actividad"? Creía que defenderías una postura más normalizadora...

.- Y muy a conciencia utilizo el término "actividad" en este caso, y no trabajo. No porque no lo sea, sino porque me refiero al sentido amplio del término. Ser chapero se convirtió para mí, poco a poco, en parte de mi estilo de vida. Echo la vista atrás, y no sólo no tengo ningún arrepentimiento, sino que la mayoría de los buenos recuerdos que tengo en mi vida de adulto se relacionan de un modo u otro con la prostitución.


.- Bueno, y ... ¿Qué dirías que te ha aportado a nivel personal?

.- Bueno, he aprendido más de sexualidad de  lo que jamás soñé que existiera. También he aprendido de sexo - aunque era de esperar. He aprendido a fiarme de mi instinto al conocer a una persona: tienes que hacerte una idea rápidamente de por donde van los tiros.

   Me ha servido para romper con ciertos idealismos prefabricados... vivimos en una sociedad en la que lo más importante es gustar a todo el mundo -de un modo u otro. Tienes que ser perfecto, o lo más perfecto posible. El más guapo, el mejor cuerpo, el más atractivo, el más listo, el más gracioso, la mejor ropa, el mejor móvil... Se nos bombardea con modelos "idealizados" de todo.  Después de un tiempo ejerciendo me di cuenta que no es más que basura. Más que "darme cuenta" creo que debería decir "interioricé" que todo eso no era más que basura. Ya no me afecta. No soy perfecto. Pero no pretendo serlo -ya no. ¿Por qué? Porque todos tenemos nuestro público.  Si gestionas bien tus anuncios, recibirás muchos mensajes.. algunos de curiosos, otros de posibles clientes. Cuando recibes varios mensajes al día habrá algunos entre ellos que te critiquen. Es normal. Lo que es gracioso es ver cómo mientras unos te dicen que eres demasiado velludo, otros te dicen que no lo eres bastante. Para unos eres demasiado alto, para otros muy bajo, para otros demasiados piercings, otros que si no tienes un PA*, que si tienes tatuajes, que si no tienes tatuajes... Y sin embargo trabajas. De vez en cuando un cliente "se enamora" porque ha sido el mejor polvo de su vida. Y otras veces algunos anulan o no aparecen. Al final, todo esto no tiene demasiado que ver contigo. En el 99% de los casos, no es un problema o no es un problema tuyo. Todos tenemos nuestro público. Así que dejas de comerte la cabeza y empiezas a estar como tú quieres. Y de repente todo es mucho más sencillo, mucho más claro.

  He tenido que enfrentarme a la "verdadera cara" de mucha gente. Esa que está a bien contigo siempre que haya algo que aprovechar. Esa que evitará presentarte a sus amistades si te vuelves demasiado "socialmente incómodo". Eso te hace plantearte muchas cosas de un modo que antes no te habrías planteado. Te reafirma, tanto en una dirección como en la opuesta. He ganado mucha confianza en mí mismo.


.- ¿Qué les dirías a las personas que has ido cruzando en tu vida como trabajador del sexo visible?

.- A todas estas personas, sin excepción; gracias.


  • A mis amistades de toda la vida, las personas que decidieron que lo que hiciera con mi vida estaba bien mientras yo estuviera bien, han demostrado mil y una vez la misma actitud de apoyo -aunque no siempre me entendieran. Han sabido bromear, estar presentes, ser serios o mandarme a tomar por saco en todo momento de la misma forma que siempre lo habían hecho antes. Y que -espero- siempre lo harán. Gracias por ser como sois. 
  • A quienes se fueron: Gracias por marcharos de mi vida. Gracias por las palabras que se quedaron en el sonido de vuestra voz, vacías de significado. Gracias por evitar que perdiera el tiempo que he podido invertir en otras cosas, en otra gente. Sin duda me habéis ayudado a comprender que no quiero alguien que me acepte "en parte" 
  • A quienes fueron llegando, sin quererlo o sin saberlo, para al final quedarse: por darme vuestro apoyo, por estar ahí para celebrar mis horas altas, y para apoyarme en las bajas. Por dejarme ser parte de vuestras rachas buenas y malas. Por demostrarme que no es utópico el no tener que esconderse. Tan sólo es duro... como todo lo que vale la pena. Que se puede encontrar gente, siendo una puta visible. Que hay gente que no tiene reparos en presentar a sus amistades tal como son. 


.- ¿Dirías que se puede conocer a gente buena dedicándose al trabajo sexual? Muchas veces se nos presenta como un ambiente sórdido..


.- He encontrado a gente maravillosa en mi camino. He tenido la suerte de conocer el mejor lado de la gente de mano de quién menos lo esperaba. He recibido consejos y apoyos de compañer@s, que a su vez han hecho que no dude en tender una mano o dar un consejo a quien me lo pida. No se si es para alegrarse o para llorar por ello, pero me ha ocurrido más veces en un Madrid a las 5 de la mañana que en el hospital de uniforme durante el turno de trabajo... pero claro, es el sector del trabajo sexual el que tiene mala fama [se recuerda que uno compagina dos actividades laborales además de su vida privada... que no todo es publicado!]

   Y en cuanto al peor lado de la gente, por desgracia, lo conozco. De antes, de mucho antes. De durante, y supongo que de después -si dejo de ejercer algún día- Y  casi siempre ha sido al margen de mi trabajo de escort. No soy ninguna excepción: prácticamente todo el mundo ha visto el peor lado de la gente en algún momento de su vida. Pero como siempre cuando se es puta, hay personas / medios / intereses dudosos que recalcan el hecho de que vemos lo peor. Ahora quiero romper una lanza por nuestro oficio: conocer lo peor de la gente no es exclusivo de nuestro gremio.


.- Entenderás que no todo el mundo lo vive como tú ¿o vas a vendernos la película de que todo es maravilloso? Todo el mundo sabe que la problemática de la prostitución es muy compleja.

.- Para nada. Como siempre, lo que doy aquí es una visión íntima y personal, centrada en mi experiencia y sesgada voluntariamente por mi forma de vivirlo. No es maravilloso, no todo es fantástico. Pero tampoco es tan terrible como lo pintan. De hecho, es tan sencillo como que "es como cada cual lo vive". Y yo lo vivo bien. Muy bien.

   Lo que sí que me parece curioso es dónde se centra la mirada: "La problemática de la prostitución". ¿Cuál es exactamente esa problemática? ¿Qué yo me acueste con una persona X en las condiciones que esa persona y yo acordemos? Eso no es ningún problema. Dos adultos, con capacidad de decisión... No, la "problemática" es otra. De eso, hablaremos otro día que si no, no acabamos.


.- Pero ¿No crees que hay gente que lo lleva mal?

.- No, no es que lo crea. Es que lo sé. Hay gente que lo sobrelleva , gente que lo lleva mal, gente que lo lleva fatal... y si es el caso y tienen la oportunidad, espero que puedan dedicarse a otra cosa. Lamentablemente la reorientación laboral cuando se está en esa situación es -al menos- complicada. Porque quienes se llenan la boca hablando del tema, sólo ofrecen oportunidades aún más precarias -al parecer poder llevar la etiqueta de "trabajadora decente" debe ser que llena las neveras y paga las facturas, así que ¿para qué proponer sueldos dignos?

De la trata, evidentemente, no hablo en este post.


.- Y EL DINERO... ¿QUÉ PASA CON EL DINERO?

.- Pues me pasa lo mismo que al 90% de la gente. Que me hace falta para vivir. ¿Sorprendid@s? No creo, ¿no? Me viene bien el dinero. MUY bien. Es evidente. Me permite mantener un cierto nivel de vida; he pagado facturas y estudios, pero también viajes y alguna cena romántica. Algún capricho, alguna deuda. Y hasta me ha permitido seguir teniendo vida social -esa que desaparece en cuanto las deudas te ahogan y aceptas el 3er trabajo (bueno, eso cuando se podían conseguir 3 trabajos. Hoy en día...).

Lo que no entiendo es por qué el dinero parece ser el centro de todo el argumento justo para este tema. Cuando eres chapero, el dinero es el centro de todo, es lo que determina que la gente "abusa de tu situación de precariedad", es lo que "legitima las libertades con las que algunos clientes se permiten tratar mal (mal tratar... maltratar) a l@s trabajadores del sexo" y bla-bla-bla-rollo-rollo-abolicionistas-al-rescate...

   Sin embargo, cuando uno empalma guardias en trabajos "decentes"; cuando uno sale de la uci hospital para hacer atención domiciliaria, de ahí se va a las urgencias del 2º hospital, y acaba la carrera en la consulta de atención primaria -mi record está en 36 horas trabajadas- entonces el dinero no es problema. Que los pacientes te griten no es problema. Que alguien te meta mano, no es problema. Que algun@s compañer@s te hagan el vacío -o peor! la vida imposible, no es problema. No importa si el médico te insulta porque es una guardia de mierda y estáis todos que os subís por las paredes. Tu situación de precariedad económica no importa, no es relevante...


.- ¿Algunas conclusiones, para ir acabando?

 .- ¿Qué si he tenido momentos malos? Como todo el mundo!  Pero eso no borra todo lo positivo que me llevo y que me sigo llevando. Siento que he crecido como persona, y que lo sigo haciendo. Que nada habría sido igual, si no hubiese aceptado aquel primer servicio. Y cuando echo la vista atrás, no puedo, ni quiero imaginar cómo hubiera sido de no haber sido así.

Mis miedos, mis complejos, mis dudas...  Quedan atrás, superadas. Y las soluciones que encuentro para afrontar el día a día me sirven en cualquier ámbito de mi vida. Cuando alguien tiene la oportunidad de hacer algo así, de hacer algo que le hace sentir así ¿cómo no seguir haciéndolo?


    ¿Qué se trata de mi experiencia personal? Anda! si es de lo único que hablo en este blog... No pretendo sentar cátedra. Ni voy a afirmar que la prostitución ES esto o lo otro. Este es mi sentir. Mi humilde aportación. Un incómodo grano más en el culo de ciertos discursos moralizadores y paternalistas que lo ignoran todo sobre nuestras vidas. Esta es mi vida. Con sus sombras, que no son más oscuras que las de la mayoría. Y con sus luces, tal vez no más brillantes que otras, pero mías. Todas ellas.



Esto no va de mi puta vida.




Va de mi vida de puta. 





12/1/15

Un nuevo renacer

Agotado... cansado, exhausto. Como un niño tras un parto, en su primer día en este mundo. Casi 6 meses ya, ¿o son 7? desde la última vez que escribí unas líneas.

He sido incapaz de escribir desde entonces, seguramente porque ya no podía más. Demasiadas cosas que poner en orden. Demasiadas cosas en mi mente, y desde luego en mi corazón -valga la metáfora. Dos extremos, que casi dejo que me desgarren, luchando por alcanzar un sueño que al final resultó ser justo eso: sólo sueño.

Te entrego todo siempre que sea el centro de tu mundo.

                                                Eres el centro de mi mundo, quiero ser el centro del tuyo, pero no te lo                                                   entregaré todo. 

Demasiado tiempo viviendo en una coraza; tanto, que llegó el momento en que apenas sabía diferenciarla de un ataúd. Quité las piezas que pude, y mis viejas heridas, cicatrizadas sobre el metal volvieron a sangrar. Tuve miedo, pero seguí abriéndome. Volví a sangrar, volvieron a perseguirme viejos dolores, viejos fantasmas. Creí. Me esforcé por creer. Quise que creyeras. Quise que creyéramos. Pero querer no siempre es poder. Al menos no esta vez. 

Volví a envolverme en mi vieja capa gris... ahora roja. Sangran mis heridas. No volverán a cerrarse fácilmente. Pero esta vez las aceptaré. Aceptaré que me duele. No. Ya lo acepto, lo digo en alto, lo confieso: me duelen tus heridas. 

Voy a renacer. De nuevo. Otra vez. Porque es lo único que se hacer. Caerme, herirme, enfadarme, gritar, levantarme, aprender ¿aprender? sí, con suerte aprender. Y seguir. Seguir adelante. Pero esta vez no huiré. No será una huida adelante. No saltaré a la siguiente rama, no me engancharé la siguiente cabo para evitar caer.

Ya he caído. Lo admito. He tocado fondo. No me has creído. No me has querido. No has sabido verme. Ni mostrarte. Has huido. De nuevo, hacia delante. Y yo no te he seguido. 

Estoy cansado de huir. Y por primera vez desde hace años estoy dispuesto a sufrir. A aceptarlo: el dolor, la rabia, la tristeza, la ira, la frustración... en pocas palabras, a aceptarme. Tan imperfecto como soy. 

Tan tenaz, tan intransigente, tan soñador, tan iluso, tan risueño y tan crudo a la vez. Tan infantil, tan inocente y retorcido a la vez. Pero también incansable, perseverante, audaz, atrevido, leal, fiel, honesto -aunque no se bien si esto es siempre una cualidad- irascible y empático a la vez. 

Me duele. Me gustaría llorar, pero no se. Ya no. Olvidé hace tiempo como se llora. Maté a aquel crío llorón por pura supervivencia. 

Hoy me gustaría llorar. Dicen que las lágrimas arrastran las penas del alma. Hoy me gustaría llorar. Y me gustaría que fuera sólo el "alma" lo que me duele. Lo cierto es que no se llorar, y no se lo que es el alma. Pero no es lo que me duele. 

Me siento como uno de los primeros hombres que jamás salió de la famosa Caverna de Platón. Y llegados a este punto, sólo se una cosa, y es que quiero seguir adelante. Sin armadura. Lidiaré con la rabia y con las heridas. Aprenderé a sobrellevarlas hasta que se conviertan en medallas, en homenajes.

Tenlo claro, hoy empiezo a ver. Aunque me duelan los ojos. Aunque cierre los ojos. Aunque a veces me arda la vista, la mente y el corazón, aunque me hierva la sangre. 

Aunque intentes ocultarlo, aunque no dejes de susurrarme al oído que las ilusiones que me has presentado hasta ahora eran verdad, hoy empiezo a ver a través de ti. 

Y seguiré haciéndolo. 


... y al empezar a ver, descubrí a mi lado otro par de ojos. Que también ven. Que también me ven. Que siempre me han visto. Tal como soy, a pesar de mi mismo. Y que a pesar de verme, han seguido ahí. Y ahí siguen. Gracias.




No os preocupéis. No va dedicado a nadie más. Sólo a la imagen que me devuelve el espejo cada mañana. 



Estoy cansado de parecer fuerte. Hoy aprenderé a ser débil, para llegar a ser fuerte. 


Me lo dedico. Me lo debo.